miércoles, 29 de septiembre de 2010

Reptiles

Después del clima horroroso de la semana pasada, Lucia toma el teléfono, disca y mientras lo deja sonar se mira las piernas.
-Hola Marianela, aquí Lucia. Me podrás atender si voy en media hora?
-¿Que te vas a hacer?
-Un brushing, manos y depilarme.
-Bueno, dale venite que te guardo el lugar.
-Gracias Nela, nos vemos.

Abre la heladera, saca una botella de agua mineral, y se sirve un vaso alto.
Suena el teléfono. Mira el captor y atiende.
-Hola loca, en que andas?
-Luchi, que alegría escucharte, fuiste para afuera el finde?
-No, el tiempo apestaba, así que nos quedamos con Pancho y fuimos al teatro a ver un reverendo mamarracho. No vayas al Solís, porque te vas a arrepentir. Algo tan burdo, y ordinario. Me llamo la atención que trabajara Bolani.
-No tengo ninguna intención de ir al Solís. ¿Queres que nos tomemos algo hoy, o va la víbora?
-Mira nena, espero que no venga, ahora me voy a la pelu, y cuando vuelva te mando un mensaje para vernos hoy o mañana.
-Vale, besito.

Vuelve a sonar el teléfono, mira el captor y es su cuñada.

-Hola Augusta, ¿como estas, de donde me estas llamando?
-
Hola Lucia, quería hablar con Pancho, sigo en Barcelona, aunque el fin de semana estuve en Blanes. ¿Como están Uds., sabes algo de Alicia?

-Pancho no esta, llevo el auto al taller, y de la vida de tu sobrina no se nada.
-Capaz que se aparece hoy a cenar. ¿Por que, que paso ahora?

-Es mi sobrina, y es la hija de Pancho, pero es de cascabel. Me llamó la semana pasada, pidiéndome plata, que ella, y la hija se morían de hambre, y que no le dijera nada al padre. Le mande 500 euros y sabes lo que hizo,
se compro un perro de trescientos dólares. Te lo podes creer?

-Claro que te creo, pero no te preocupes, como el dólar viene en caída, igual le sobró dinero para comer. Lo que si me preocupa es el pobre perro, cuando se le pase la noveleria y tenga que empezar a limpiar las alegrias del cachorro, lo regala o lo envenena.

-Me estas tomando el pelo, Lucia?
No se a quien sale. Es una mentirosa y una estafadora, y sí, es mi sobrina, pero es mala. En su diccionario la palabra dignidad no existe. En la letra “D” solo figura la palabra dinero. Pedir dinero, robar dinero, gastar dinero, estafar dinero… Bueno que te voy a decir a vos que tenés que tratarla…

-Le digo a Pancho que llamaste, o volves a llamarlo?

-No le digas nada, porque ahora salgo y no me va a encontrar. Lo llamo a la hora de cenar. Beso grande, y saludos.

-Besos.



-Panchito, que cara es esa, ¿te pasó algo?.

-Hola gordi, ¿como fue tu día?.
Me besa.
-Estás linda, ¿fuiste a la peluquería?
-Mi día estuvo complicado entre la oficina, el taller, ….y Alicia.

Casi le pregunto si le habían extraído el veneno, pero la cara de Pancho no era para ese tipo de bromas, así que le dije:

-Que pasó con Alicia, te fue a ver al negocio?

- Si, fue a la oficina, y con toda esa teatralidad que le gusta desplegar, me dijo que estaba empezando a organizarse, y que necesitaba que yo le diera una mano. Que quería poner todas sus cosas en orden y bla bla bla.
En definitiva, me pidió 4000 dólares para pagar una deuda que tiene con B.P.S.
Se acerca al barcito, sirve dos whiskies, va a buscar hielo a la heladera,
pone tres cubitos en el suyo y cuatro en el mío, viene, me lo entrega, se sienta en el sillón, y me pregunta:
-Luchi, vos que harías?

Yo lo miro, y le acaricio las manos.
Pancho me conoce. Sabe que Alicia no es santo de mi devoción, pero que mis consejos no tienen rencor ni odio. Sabe que siempre lo voy a ayudar.

-Mira Pancho, aquí hay dos únicas opciones, o decirle que no, o prestarle el dinero. Si le decís que no, podemos llegar a tener puteadas abundantes, lloriqueos teatrales, amenazas con suicidios. Pero termina ahí.
Si accedes a prestarle la plata, posiblemente salga despavorida a gastarla, olvidándose del B.P.S.
-Como es tu dinero, yo sugeriría que se lo prestaras, pero que no se lo dieras.

-No te entiendo.

-Fácil Pancho. Te vas al B.P.S., averiguas la deuda, la pagas o haces convenio, y venís como Melchor y le pones de regalo de Reyes el boleto de pago.

La cara de Pancho se iluminó.

-Gorda, sos un genio.

Pancho era un niño grande. No tenia la mínima maldad y cultivaba desde hacia años una culpa enorme.
Alicia era así por su culpa.
El había roto su matrimonio años atrás, cuando la víbora era aun un pichón.
Yo no había tenido nada que ver con eso. Ni siquiera conocía a Pancho en ese entonces.
Lo conocí diez años después cuando me vino a ver al consultorio. Yo era terapista y el precisaba apoyo.
Cuando empezamos a salir deje de atenderlo.
Ahora hacia años que estábamos juntos. Su nueva psiquiatra no era de mi gusto, ya que su culpa seguía enterita e intacta.

Tres días después, Pancho llego totalmente devastado.

-Gorda, Alicia me ha estado mintiendo todos estos años. No existe en B.P.S., ni por su nombre, ni por su documento, ni por la limitada, ni siquiera por su inscripción en D.G.I.
Una mentira tras otra, un engaño tras otro.

Lo vi tan lastimado en su credulidad, tan dolido, que a pesar de haberme jurado y perjurado hacia años de jamás intervenir, jamás involucrarme, decidí que tal vez fuera mejor solucionarle el problema de una vez y para siempre.
Le acaricie el pelo, y le dije, -Pancho, Grandulón, invitala mañana a cenar que yo me encargo de todo.

El me miro, sin entender, y entendiendo, y me dijo –Gracias Luchi.

La cena del sábado fue todo un éxito. Los crepes estaban deliciosos, el sargo al champagne una manteca, y la mousse de nuez fue como la frutilla de la torta. Con el café y el cognac en el living, me levante y abrazando a Pancho le dije:

-Alicia, estamos tan contentos con tu padre, que ayer fuimos al B.P.S. y te cancelamos la deuda. También te pagamos la cuenta de UTE y ANTEL, y te pusimos al día con los gastos comunes del edificio. Pagamos los tributos mensuales de la Intendencia, adelantamos todo el año la contribución y la primaria, y hasta nos alcanzo para sacarte del clearing por la tarjeta OCA y rehabilitarte el gas y el cable.

Eso si, hasta aquí llegamos. De ahora en adelante, y como te estas organizando, vas a poder empezar de cero y sin deudas, y tendrás que hacerte responsable de tus cuentas.

La víbora me miró, -mi cuñada se equivocó, no era una cascabel, sino una cobra real queriendo escupir veneno- miró al padre, y cuando se estaba yendo, le aguanté la puerta.

-Ali, mi amor, yo se lo que el teatro perdió al no tenerte, pero en esta casa la única que da portazos soy yo, y empujándola suavemente, cerré la puerta.

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